El Carnaval es la fiesta del caos, de la locura que derriba y regenera la sociedad.
El Carnaval tradicional de Cerdeña nada tiene que ver con las fiestas goliardescas que estamos acostumbrados a ver en otras partes, porque en nuestra isla se han mantenido los origenes de esta fiesta antigua, conexos con el culto orgiástico dionisíaco de la fertilidad y el sombrío ritual de la cabeza de turco, el loco sacrificado y quemado para redimir la comunidad del mal cometido.
El Carnaval es la fiesta del caos, de la locura que derriba y regenera la sociedad. En este mundo al revés las almas perdidas o los diablos del mundo subterráneo suben a la haz de la tierra encabezadas por Arlecchino, el “Rey del Inferno”, o por otros diablos como el sardo Mamuthone, diablo y cabeza de turco al mismo tiempo.
El aspecto alegre de todo Carnaval se enlaza a la fertilidad y a la renovación, simboliza el antiguo culto agrario de Demetria y su hija Core-Perséfone en el cual el grano de trigo muere para brotar y volverse de nuevo espiga. Personajes andróginos desempeñan esta renovación con acciónes que determinan la fertilidad de la tierra.
Como Su Componitori, el héroe de la Sartiglia de Oristano, el caballero con vestuario femenino que, lanzado al galope, tiene que arrancar con el estoque una estrella perforada. Es un rito propiciatorio para la nueva temporada agricola. El estoque que ensarta el anillo como pronóstico de fertilidad venidera es evidentemente simbología sexual y solar.
Un torneo equestre parecido se celebra también en el Carnaval de Santu Lussurgiu. Todas estos diferentes aspectos del Carnaval se encuentran en las fiestas que en Febrero se organizan en las aldeas de Cerdeña. A partir de estas fiestas los Guías turisticos Dedalo crean itinerarios personalizados para los que quieran descubrir los origenes del Carnaval. El elemento dionisíaco es más claro en Barbagia.
En Mamoiada desfilan 12 Mamuthones que causan espanto con sus máscaras negras de madera. Son vestidos con pellejos negros de oveja y cargan sobre los hombros un racimo de 30 kg de cencerros que suenan al unisóno con el paso grave y cojo de las máscaras. Los Issohadores vestidos de rojo con una soga de junco en la mano atrapan los que presencian el desfile. Estas máscaras salen por primera vez el 16 de Enero, dia de San Antonio Abad, la fiesta cristiana que se origina del antiguo culto del fuego de Prometeo.
En Gavoi los Tumbarinos, con los rostros atezados con el carbon,golpean los tambores al ritmo obsesivo del éxtasis dionisíaco.
En Ottana las mascaras diabólicas de los Merdules atan los Boes,máscaras bovinas vestidas con piel de oveja blanca y con cencerros cruzados al cinturón .Disponen una pantomima donde el animal se rebela contra el pastor que logra amansarlo. Viene también la Filonzana,bruja/tejedora que hila el destino de los hombres y las máscaras bestiales del cerdo,del asno y del venado.Estas máscaras zoomorfas muestran la relación entre animal y hombre,que aquí desahoga sus más bajas inclinaciones de su ser para librarse de ellas y regenerarse.
En Orotelli los tristes Thurpos,los ciegos,vestidos de duelo,caminan por las calles del pueblo empujados por el pastor y arrastrando el arado para sembrar.
En Samugheo los diabólicos Mamutzones,con las máscaras de corcho coronada por grandes cuernos,persiguen S’Urtzu,el macho cabrío con pellejo de chivo negro y cuernos torcidos. Todas estas fiestas se desenvolven el Domingo y el Martes lardero.
En Ovodda Sos Intintos,con el rostro tiznado con hollín y barro,salen el miércoles de Ceniza. En Bosa el carnaval es especial, no hay espectadores porque todos tienen que participar a la fiesta,por la mañana del Martes lardero vestidos de luto por el canto de s’attittu,y por la noche de blanco cuando se quema Gioldzi,el Carnaval que muere.